Estoy llenando el aire de tu nombre,
Y los amaneceres, con el roció temprano de tus ojos
Eres tan verdad en el pensamiento,
Habitas cada poro de mi piel
Esta enfermedad de no tenerte,
Esta fiebre de no poder coger tus manos
Ni adormecer mis dedos en el bálsamo de tu pupila
Me duelen los días ingratos que no fueron tuyos
Y el deshonor de tu ausencia en el pecho
Vivir sin ti, es vivir sin piedad
Acostumbrarse al miedo de la noche,
A los gritos de un silencio merecido
Mis labios huérfanos de tu boca
Pronuncian tu nombre en el atardecer
Y lo dejan prendido en el límite del tiempo
Y te buscan mis ojos de lluvia
Y te buscan mis celos y mi angustia
En esta playa perdida de los recuerdos