¡Ay mundo,
qué agonizante vas,
qué anciano te veo,
qué meditabundo estás!
Qué triste te veo al pasar
caminas con paso lento,
tu cabello blanco está,
tú mirada triste aparece
por el mal que aquí se da.
Yo te pregunto, mundo,
en tu paso lento y callado
¿qué hacemos tus hijos contigo
que no te sabemos cuidar?
Cada cuál tiene su quehacer
todos mucho que guardar
riendo y hablando con fuerza
nadie te mira al pasar.
¡Ay mundo,
qué desmejorado estás
no te rompas todavía
danos tiempo para amar!