Cae la tarde lentamente al encuentro de la soledad, parece un día más, como todos los que van pasando, sin grandes algaradas, quizás el mismo día que ayer, o el de hace un mes , o el que pasó hace un año . Visto así, es como si no pasara el tiempo, la rutina del mismo día, el mismo lugar y la misma gente. Pero de repente, la nostalgia se cierne sobre el final del día... otro lugar, otros momentos y otras personas ...te hacen ver el tren en el que te encuentras , cada sitio en el que se ha parado, cada persona que ha ido subiendo, los que han bajado y han cogido otro tren, y los que se han ido quedando... con las maletas de sus vidas... a medias de hacer, cada momento que se ha ido en cada parada, cada sonrisa y cada lágrima.
Todo parece un sueño, del que da miedo despertarse y no saber... si tu tren se ha parado o sigue en marcha, o cual será tu próxima estación.
El otoño te va recordando la velocidad que lleva el tren, mientras unas veces, va pasando bajo negros nubarrones y otras... bajo un sol que te envuelve dulcemente.
Sigue cayendo la tarde, mientras yo sigo aquí sentada, dibujando sobre el poniente , recuerdos y sueños, en medio de ese cuadro abstracto, lleno de luces y sombras, buscando causas complicadas ...donde puede que no las haya, entre una mezcla de sensaciones... que hoy no se explicar...
Susana.