Brilla el sol su atardecer de amarillo fino sobre el faro de la Mola
Asomarse a su extremo más causal parecería no resistir el impulso final de saltar
Seria necesidad imperiosa, llegado al limite del vértigo, esta antigua sensación de volar
Abajo, muy abajo negras rocas con su aderezo de espuma y plata, el sol libre, y el viento haciendo eterno el respirar
Gaviotas invaden ingravidas los círculos concéntricos del calido aire y con su placido planear, se dejan llevar por el espejismo
Sueño y sueño a veces con esta misma imagen hipnótica de alcanzar la dicha, que como hoy con los entreabiertos ojos heridos por este atardecer de fuego percibo en la mística sensación de paz y eternidad
Saltar y saltar escuchando la eterna canción y dejando atrás el uniforme humano, las moléculas ensangrentadas y los átomos pesados del cuerpo, y volar para siempre en este espacio de luz