Cambió la sangre que hacía las veces de tinta
por vino al acercarse a su ventana
y presintiendo la tarde indistinta
encendió el cigarrillo de la desgana.
Reconoció su barrio gris y uniforme
que hacía marginal su casa,
que no ofrecía horizontes
ni apaciguaba a quien la habitaba.
Calle abajo tres muchachos cantaban
con un cuarto borracho en el suelo,
y desde la plaza al arrabal bajaba
la niña Carmen con falda de vuelo.
Adiós niña Carmen,buena tarde tengas,
hoy acabé tu retrato y te hice dos poemas,
pero sigue y no te entretengas
que ya sabes que eso traería problemas.
Y ella risueña alzó su mirada
a la ventana de aquel al que llamaban loco,
y con guiño de joven enamorada
le dejo claro que ella no lo olvidaba tampoco.
Con la soltura que da saberse deseada y bella
continuó la muchacha con gracia su camino
mientras con los ojos la besaba a ella
él desde su ventana y su vino.
Y el más alto de los cuatro
que armaban jaleo al final de la calle
se cambió de acera buscando
cruzarse con la joven que hacía de su paseo baile.
Hola niña Carmen-Le dijo el chico.
Como seguro que sabes,dame un beso,
que me ha sentado bien el pico
y ahora ya solo necesito eso
Y del susto dos pasos retrocedió
Carmen por verse asediada
y aun más se estremeció
al oír desde la ventana.
¡Hey tú,yonqui de mierda!
Cuidado con lo que dices y haces,
que seré yo quien te meta bajo tierra
a poco que la amenaces
Y echándose una mano al bolsillo
con la otra a la joven agarró del cuello
buscando la zancadilla del bordillo
para tirarla vencida al suelo.
Calla tú,jodido loco,
si no quieres que suba a buscarte
a arrancarte con mis manos los ojos
antes que ella decida besarme
Diciendo esto sacó brillante
la navaja de su faltriquera
y poniéndola fija al cuello de Carmen
la obligó a entregarse entera.
Con un gesto mandó a sus compinches
a buscar al loco de la ventana
con orden de llenarlo de cicatrices
mientras él gozaba de la muchacha.
Pronto los gritos quebraron la calle
pronto la sangre manaba brutal
y el triunfo del instinto salvaje
quedó mostrado en todo el arrabal.
Cuentan que la niña Carmen fue vengada
a golpe de plomo en los costados
de aquellos que un día la volvieron desgraciada
segando con muerte a su enamorado.
Cuentan que desde entonces es ella la loca
por sufrir como lo hicieron pocos
y ahora es ella quien lleva los poemas en la boca
y pinta cuadros para locos.