Dolor, agudo, hondo, taladrante.
Mi cuerpo se rebela ante lo eterno.
No es posible, no Señor,
que aquí, en mi alma, aqui dentro,
sienta este dolor rabioso,
esta amargura de hiel,
que me envuelve como incienso
y de la vida, ¡oh tormento!
me quita toda la miel.
¿Que és?, no lo sé y lo quisiera saber.
¡Dejadme, dejadme presto!
quiero adentrarme en mi ser.
Dentro, dentro, más adentro.
¿Lo vislumbro? ¡oh no! ¿que es?
¿Amor? ¿odio? ¿es la venganza?,
¡no lo encuentro! ¡no lo encuentro!
¡Señor! ¿Señor! ¡algo es!.
Vacio, desierto inmenso,
sentimientos... ¡no lo sé!
¿Por qué, Señor, no lo veo?
¿Por qué? ¡Oh dios mío!. ¡Que es?
Afortunadamente, esta etapa la superé y hoy se que aquel dolor que sentía y que no podia superar, no dura para siempre.
Alaire