Bueno, espero que la imaginación os vuele, porque a mí me voló cuando la creé, una mezcla de sueño, fantasía y realidad.
DESAYUNANDO SENTIMIENTOS
Levantarme y saber que tendré
sentimientos para desayunar
es toda una alegría,
saber que sigues a mi lado
una gran satisfacción.
Buena manera de empezar el día
buscando tus ojos
que duermen aún.
Hoy te esperaba mientras dormías,
te observaba y decidí indagar en tus sueños.
¡Qué fortuna la mía, soñabas conmigo!
Y tú... despertar no querías.
Qué extraño se me hacía desde mi punto,
tus manos rendidas al sueño
y en el sueño acariciando el momento,
el tuyo, el mío...
... decidí participar.
... No éramos tres, pero lo parecía,
posiblemente muchas manos, ¡o no!
Y la acariciabas a ella, a ese yo,
ese yo transparente para mis ojos
pero tan visible en tu mente,
en tu ansiado sueño,
algo satisfacía tu mente, tu ser...
... Sentía palabras rotas de deseo,
sentía la bebida de tu pasión,
me faltaba el aire
y lo tomé de tu respiración.
Me faltaba el habla pero
algo me hizo gritar delante
del espejo de la sensación...
...en él pude verle las dimensiones
al sentimiento, a tu piel, a la mía....
Me adentré en tu pensamiento encendido,
recuperé el aliento que desmayado tenía ya,
no existía la ropa,
sólo el sudor nos abrigaba...
... Tenía que hacerte entender,
ella, era yo, soy yo,
¡despierta...,
para amarme sólo a mí!
Abrí los ojos y ahí estabas tú,
observando el tapiz de mi piel,
arañado por un sueño.
Traías en las manos el deseo,
labios abrasadores, enrojecidos,
por encontrarse con los míos,
rozarse, sólo rozarse parecían pedir.
¿Y los míos?...
comerlos y empezar a sentir.
No sólo se delataba
el fuego en nuestros labios
sino, en las manos, los ojos,
herido de felicidad estabas,
pero, ¿he estado en tus sueños?
¡Qué sueño!
Llevaba minutos observando
el dormir ajetreado de mi rostro
y mi cuerpo...
...disfrutaba de ello.
¿Era yo quién soñaba?
Quizás... pero el sueño era real.
¿Eras tú quién me acariciaba?
Tú, quien me hacía sentir así.
Ha sido un delicioso despertar,
tu mirada clavada en mí
pidiendo colaborar,
comer, y beber amor, deseo.
¡Qué no suene el reloj!
¡No lo mires siquiera!
Para miradas, las nuestras.
Ofréceme el calor de tu sueño,
ámame como a ella,
como a ese yo...
... no, no éramos tres.
solos tú y yo...
porque ya no era un sueño.
Y fue entonces cuando...
... me ofreciste como desayuno
tus sentimientos, y yo los míos.
Monte21