Caminando por senderos
de la vida, en desacuerdo,
vagaba sola, muy sola,
siempe llena de miedo.
Pero, ¡eh aquí!
Que yendo sin rumbo fijo,
descubro dentro de mi
la luz que tanto buscaba
para poder subsistir.
Ahora es una puerta
todavía a medio abrir,
y en ella tengo la fuerza
de lo que quiero de mí.
Es la puerta del amor,
que juntos hemos de abrir
para llegar a vivir
el destino de los dos.