Me encanto
Esta es la obra maestra del erotismo de la Edad Moderna. Su publicación despertó las iras, en el Reino Unido, de un público puritano y pazguato para quien el amor y el sexo definían unos comportamientos diferenciados e irreconciliables con la moral que profesaban.
Perseguido por la justicia, acusado de escandaloso e inmoral, sólo el tiempo y su propia calidad intrínseca vinieron a erigir en clásico un libro que las normas establecidas habían ya condenado a la hoguera inquisitiva y arrogante del puritanismo decimonónico anglosajón.
He aquí pues, una de esas obras universalmente mitificada y de la que hasta hace escaso tiempo estaba prohibida su edición y venta en algunos países. ¿Por qué estaba prohibida? Porque en el fondo trata de destruir el amor, creando un nuevo mito de la sexualidad. El deseo de Lady Chatterley de ser madre y buscar para ello el instrumento adecuado en la persona del guardabosques, es la clave. Las relaciones entre ambos, una vez ella se convierte en la querida del guardabosques son impersonales, porque su objetivo es únicamente el apuntado y, de rechazo, realizarse a sí misma... El otro no cuenta. El autor establece como norma de los personajes la soledad y lleva el conflicto al extremo de establecer los límites entre el ser y la sensación. Hacer del erotismo un valor, como dijo Malraux.