En respuesta a cori_8808866
...hubo muchas lunas...
...más, el caballero armado de una gran capacidad de comprensión y paciencia acompañaba a la princesa en esos largos paseos, se plegaba a sus deseos y ella, poco a poco, lentamente, iba recuperando la confianza que le habían ido destruyendo.
Un día, la princesa rompió con todo lo que la rodeaba y consintió en irse a vivir con aquel caballero que tanto amor le demostraba. Tuvieron que escalar enormes cimas, a ella le dolía mirar atrás, recuerdos..., pero él le sonreía y cada día conseguía de sus ojos un brillo de esperanza e ilusión.
Plantaron dos flores que maravillosas despuntaron ornamentando sus vidas, una margarita y un girasol, que crecían y florecían con abandonada inocencia del pasado y fe ciega en el futuro.
El caballero y la princesa se dedicaron por entero a cuidar, abonar, regar y vigilar sus flores, que se abrían a la vida.
Al cabo de los años....., la princesa mira hacia atrás, recuerda..... y solo la presencia de esas flores ya adultas la hace consciente del paso del tiempo, porque ella sigue tan cobijada, tan comprendida, tan respetada, tan deseada, y...tan amada por el caballero, que cree que fue ayer.
MARIAN
Y, después de este final....
... ¿quién puede osar imaginar otroooooo?. Yo no. Prefiero dejarlo así: feliz final para un cuento.
Por cierto, manita, ¿este bello cuento que has concluído, no es por ventura un "AUTORRETRATO"?... me pega que sí. En cualquier caso, está hermosamente escrito.
Un abrazo.
Tebeto.