EL TIEMPO
El Sol fiel a su cita
acaricia con su sombra
los fósiles romanos
en la piedra.
La cascada dorada
se precipita en torbellino
por la garganta del tiempo
retenido
en la burbuja de cristal.
Los engranajes
tangencian a dentelladas
momentos de espera
al compás de un disco
cortante y monótono.
El ... pajarito
se asoma
por la puerta de la ilusión
como una excusa
para el tiempo que pasó.
¡Relojes!...
Hinopticos péndulos
de espirales metálicas
comprimidas
tratando de domeñar
la intencionalidad humana.
Nosotros,
somos el Tiempo,
nómadas inconstantes
en todas las direcciones.
Aquí está la nave
que burla sus prisiones,
viajera en evolución.
Tu rumbo a mañana
rompe la correa
que sujeta tu muñeca
para que tus manos libres
construyan peldaños
hacia donde solo existe
transformación.
El viejo
contempla los surcos
de su frente
reflejados en el desgastado
espejo donde la eternidad
es inerte.
Y aquel otro,
el Anciano
con los ojos de un niño
es el Tiempo,
en cuyas manos diferentes
están escritas
las impredecibles acciones
de un proceso
irreversible.
El relojero
desarmó
el implacable
artefacto.
El tiempo
se libero,
recuperó
su asimetria
silenciando
el sonido
monótono
y gris
de las campanadas.
En aquel caos
los candados
no pudieron
aferrarse
a las puertas.
Hoy...
...¿soy más viejo?...
...o...¿soy más anciano?...
...¿quien lo determina?...
...¿las manecillas que esposan
mis muñecas?...
...o...¿las manos libres
que construyen las salidas
hacia donde solo existe
el infinito por crear?...
Somos
tiempo
modificando
cambiando
transformando
el futuro.
Somos
tiempos
diferentes
infinitamente
distantes
entre si.
Somos
un turbulento
caos de búsquedas
hacia la Creación.
IBNMANUH