Al principio fueron a por los judíos,
pero como yo no era judío me dio igual.
Luego fueron a por los jitanos,
pero como yo no lo era no me importó.
Después fueron a por los homosexuales,
pero me daba igual, porque yo no lo era.
Ahora vienen a por mí
y a nadie le importa.
Escribo este glorioso himno a la amistad, ya que he comprobado que, como en todas partes, aquí, todo lo que ella engloba se puede resumir en una palabra:
Indiferencia.
Espero que ningún indiferente necesite jamás alimentarse de la amistad para salir de una situación difícil, porque sería su fin.