Ante vos me arrodillo mi Señora,
pues he sido derrotado, vencido
exhausto por la batalla, rindo cuentas de mi derrota
Tiempo ha, cuando vos mi Señora y vuestras tropas
rodearon mi fortaleza, yo solo os di cobijo en las afueras,
nunca en mi fortaleza, nunca fue mi intención ni seduciros, tomaros o poseeros.
El tiempo transcurría, vuestras tropas se movían, mi reino se sentía avasallado.
Ante el temor y la desconfianza os envié a mi ejército y os presente batalla
yo que nunca antes había conocido derrota,
yo que había ganado mil batallas
me enzarce en una dura lucha con escudos, lanzas y espadas
ensimismado y cegado en mis victorias,
que poco podía imaginar lo que el destino me deparaba.
mis tropas fieles, cada vez mermaban, en cada lance diezmaban.
Como podía suponer yo que vuestras armas no eran humanas,
que mis escudos, lanzas y espadas podían enfrentarse contra
vuestros hechizos, encanterios y magias.
Y aquí de rodillas ante vos Bella Dama ocupando mi trono, dominando mi reino,
con lagrimas de derrota recorriendo mi cara
mal parado por la batalla, y con un ejército devastado,
y aun así no os imploro el perdón, yo os mostré batalla
y como muestra de mi rendición,
no tan solo me queda entregaros mi espada
un trofeo por vuestra victoria,
sino aquello que más aprecio MI ALMA