En el averno vivian
dos arpias
De rostro arrugado y seco,
de corazón renegrido,
sin conocer otro nido
que el mundo de su bajeza.
Su resentimiento es tal
que no conoce frontera,
insultan, injurian y crean
una atmosfera fatal
en sus ansias de matar
cualquier ilusión postrera.
¡Pobre mortal!, al que agarran
con sus uñas ponzoñosas
las dos hermanas , celosas
de cualquier felicidad;
pues sin notarlo te amarran
a su yugo triste y frio
y te llevan , aterido,
a la cruel soledad.
Hermanas mias, espero que os hayais identificado.
¿Por que no volveis a nuestra casa?