En el camino de los días, en ese viaje por la vida, encontré el amor, pero era distante, lejano, era un amor tal vez de hermano, y con un deseo mermado, solo tal vez en la imaginación, simplemente placer sin amor, sin pasión, vida vacía, monotonía, soledad en el alma, pero en el transcurso de ese viaje, tú te cruzaste en mi camino, tal vez el destino, aun así yo te soñaba en mis noches de tormento, venias a mí, pero yo te veía borrosa en ellos, despertabas mi sonrisa y al querer tocarte te desvanecías en ese sueño, y siendo sueño es lo único que anhelaba, amor imposible amar a una hada, pero yo ya te amaba. Ese sueño constante hacia que en mi realidad te buscase, nunca te encontraba, dudaba si existías, pero ese sueño, ese deseo, era tan inmenso que mi búsqueda no cedía, esa belleza con la que me envolvías, esas caricias que me recorrían, pero llego un día, que ese sueño se forjo en la realidad, en esa distancia, sin verte, yo te reconocí, en esas letras frías que no tienen tono, faltas de la voz que las mima, desprendían ese algo, ese calor que tú tienes, esa magia que desprendes y me envuelve, y mi alma sabia que eras tú, pero el temor y el miedo me contenía, después de tantos años ver que eras real, que existías, poco a poco ese temor fue desapareciendo, cada palabra tuya era una caricia, el sentir tu voz estremecía mi alma, y llego un día que te vi, esa profundidad en tu mirada, esa sonrisa tuya me acariciaba y con ella el deseo de dibujarla con mis dedos, ya era amor lo que había conocido, un amor verdadero, un amor inmenso, nada que ver con el amor que había conocido, y en ese amor nacía el deseo, el deseo de ser tuyo, de ser tu mía, y junto al deseo, la pasión, el sentir el calor de tus caricias recorriendo mi cuerpo, sintiéndolas mas allá de la piel, penetrando en mi cuerpo, perdiendo la realidad, adentrándome, fundiéndome en ti, dos cuerpos, dos almas, convertidas en un solo ser. Contigo he aprendido el amor, he aprendido a amar, a ser amado, tú has hecho nacer en mí el deseo, la pasión infinita por ti, de tu mano me lo das todo, de tu mano lo he aprendido todo, y por ello mi alma siempre llevara grabadas las cicatrices profundas de tus caricias, imperecederas al tiempo, por siempre, eternamente.
