Pequeñas marismas en el caminar tortuoso de la vida
pequeño templo, pequeño oasis de constelaciones ascendentes
Florecillas rutilantes del camino, nutridas sin aliento en la agonía de los pedregales
vuelan alto y desaparecen calladas como pájaros en el aire sediento del verano
Pequeñas cosas, partículas ingrávidas de la habitación oscura
suspendidas en la luz permeable de la contraventana
Pequeñas cosas, letras inclusas del libro cerrado de la vida
abocadas y perdidas, huérfanas de amor, que sin decir te quiero abandonan la boca
Pequeños jazmines tiritando de escarcha
en el amanecer invernal de la despedida
Cosas pequeñas, pequeños atributos, arena del mar donde existo cuando vivo
donde acaricio las conchas marineras que me nutren
Es tan triste el dolor, como la esperanza perdida
tan alto el montículo por donde me arrastro cada día
La visión se conjuga de lejos
para irse sin permitir acercarme siquiera
Pequeñas cosas, pequeña vida
soplada por un atardecer de fuego
Ah! la playa solitaria, la pupila entreabierta, ensoñación de un amor que busca el horizonte
donde el mar termina, y se acerca hacia mi como la pequeña cosas que tanto amé
Seria así el amor, perecedero, pausado, silencioso
canto de la sirena varada, con su melodía invisible del final