Todavía tengo pesadillas de un acoso que sufrí hasta diciembre del año pasado. Mi exjefe es un personaje con falta total de empatía y un tanto/bastante pagado de sí mismo, quizá porque había sido un jefe tipo jefazo, aunque en la actualidad no sé porqué está en una biblioteca que muere como muchas otras o quizá por otro motivo.
Al principio me babeaba, ya le noté algo raruno en el primer encuentro, también pensé que no parecía muy espabilidado, aunque él se cree un ser interesante y especial, de esos que epata, vamos. Cuando me lo encontraba se le ponía una sonrisa boba y miraba con arrobo, en fin como si tuviera 15 años. Qué asco!, le ponía mala cara pero no se daba por enterada. Una de las primeras medidas que tomó fue negarme el mismo perfil de internet que al resto de mis compañeros, a pesar de que servidora era de superior categoría profesional que la mayoría; cuando subí a su despacho para recibir una explicación empezó a vacilar pero tú ¿para que quieres internet?anda pon tu contraseña a ver a qué páginas tienes acceso, se apartó un poco del teclado para obligarme a poner mi cuerpo entre él y el ordenador, yo lo único que he hecho es conservar el perfil de internet que traías..., en fin un poco de guarreo y el trato en plan eres boba. Luego dejó que mis compañeras me empezaran a depredar, supongo que con la expectativa de que el pidiera su protección, eso es muy habitual en los trabajos, hasta me acusaba de ser yo la que se metía con ellas. Había una que le hacía de Celestina: eso se lo puedes preguntar al directorsube al despacho del director a tal o cual cosael director te puede ayudar, no sé cuántas veces me intentó meter al director tapándome la nariz y abriéndome la boca, me hablaba deél como quien está en campaña electoral. Supongo que le había prometido un puesto mejor. Una mañana que estábamos solas y día del cumpleaños de este ser director-depredador (las personas así también cumplen años y se aviejan aunque parece darles igual, se creen con derechos sobre la carne no tan seca como la suya) bajó, le felicité de palabra mujer no seas tímida me suelta y lo veo que se acerca, yo estaba de pie y le rehuí, pero me siguió hasta que me arrinconó entre dos carros de libros y consiguió que le diera dos besos, Oh! Inolvidable! También me reprendía cuando nos hablaba y se sentía ignorado, aunque lo estuviera escuchando, solo porque estaba mirando a otra parte mengana, mírame, te estoy hablando mírame mírame. En fin, nadie normal se ofende por eso cuando estás hablando a muchas personas y por tu actitud está claro que te está escuchando. Enfermo!
Hasta me acusó de tratar mal por teléfono a una funcionaria de otra unidad administrativa cuando fue todo lo contrario, cualquier cosa le venía bien. Entre él y esta funcionaria consiguieron que me descontaran de la nómina una cantidad por incumplimiento horario. El personalmente me hizo subir a su despacho para darme la resolución para que la leyera allí, ni siquiera me dieron la oportunidad de recuperar el tiempo como a todo dios.
Me intentó cargar de tareas que no me correspondían, de hecho lo hizo una vez y me vi obligada a pedir mis funciones por escrito. Aun con todo, en la típica reunión sorpresa a dúo ... otro jefe lo volvieron a intentar y me tocaron la moral hasta hacerme llorar.
Si no llega a ser porque el trabajo era de cara al público allí muero, de cara a la galería nunca se comportan así, es la ventaja, por lo demás estaba aislada en lo que a compañerismo se refiere. Entre él y la prójimas amargadas aquello parecía ni se sabe el qué. Algunas no se consuelan ni leyendo 50 sombras de grey.
Se me ha quedado en la retina su cara sin gestualidad, su mandíbula desencajada y sus movimientos de elefante artrósico, ah! y sus dientes podridos. Estaría bien en el museo arqueológico pero él se siente hecho un chaval, en plan Paco Martinez Soria. Qué se le va hacer!
