Tu pupila es azul y, cuando ries, su claridad suave me recuerda el tremulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul y, cuando lloras, las trasmparentes lagrimas en ella se me figuran gotas de rocio sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una estrella perdida.