Cazador alto y tan bello
como en tierra no hay dos,
se fue de caza una tarde
por los montes del Señor.
Seguro llevaba el paso,
listo el plomo,el corazón
repicando,la cabeza
erguida y dulce voz.
Bajo el oro de la tarde
tanto el cazador cazó,
que finas lágrimas rojas
se puso a llorar el sol...
Cuando volvía cantando
suavemente a media voz
desde un árbol, enroscada,
una serpiente lo vió.
Iba a vengar a las aves;
más tremendo, el cazador
con hoja de firme acero
la cabeza le cortó.
Pero aguardándole estaba
a muy pocos pasos yo...
lo até con mi cabellera
y dominé su furor.
Ya naniatado le dije:
-pájaros matasteis vos,
y voy a tomar venganza
ahora que mío sois...
Más no lo maté con armas,
busqué una muerte peor:
¡lo besé tan dulcemente
que le partí el corazón !.
Cazador: sí vas de caza
por los montes del Señor,
teme que a pájaros venguen
hondas heridas de amor.
alfonsina stroni (arg.)