Te quiero, sí, por eso espero...
te quiero, sí, y aquí te llevo,
en mis labios, en mis ojos, en mis dedos...
en mi pecho, mi cabeza, en todos ellos...
Te quiero, sí, por eso vuelvo...
te quiero, sí, porque en tí pienso,
en tus labios, en tus ojos, en tus dedos...
en tu pecho, tu cabeza, en todos ellos...
y girando en mí misma en acto de fe,
como tantas veces suelo hacer,
me paro de golpe, creyéndote cerca...
sacudiendo a mi mente, tu imagen egregia...
es cierto, estás aquí,
después de tantas solas primaveras,
yo también estoy, clavada en mi,
pues no quiero que me lleve la primera madrugada,
retenme en tus brazos, delicados, firmes...
mas no olvides, que mi fe, ahora mismo, eres tú.
Siento y callo
Eva*