Hola, me cuesta muchísimo hablar de este tema, pero estoy desesperada. Hace 12 años entré en una empresa a trabajar por ser la hija de un gran amigo de mi jefe. Yo había trabajado en otras empresas y al principio la relación entre mi jefe y yo era una relación normal, como empleada y jefe. En el primer año de estar en esta empresa me quedé embarazada de mi primer hijo, en ese momento todo comenzó a cambiar. Sin darme cuenta las conversaciones entre mi jefe y yo empezaron a subir de tono, comenzó a hacerme exigencias laborales difícil de llevar a cabo con un bebé, parecía que era un impedimento haber tenido un bebé para trabajar y día sí y día también sus palabras siempre eran las mismas: " si no puedes quédate en casa, mañana no vengas a trabajar, y con una mano atrás y otra delante", aunque yo no le hacía caso y siempre me reincorporaba a mi puesto al día siguiente. Hasta que llegó el día que entre broma y broma me enseñó un vídeo porno, para que hiciéramos esas posturas encima de la mesa de trabajo, me obligaba a ir de viaje... Aunque yo no era consciente de lo que estaba pasando.
Al fallecimiento de mi padre todo se desató y comenzó a pedirme que nos fuéramos a un hotel, a hacerme chantajes con mis vacaciones si yo no accedía a sus proposiciones, a tocarme, besarme, abrazarme... y pegarme. No sé de donde encontré las fuerzas para despertar de aquella pesadilla. Compré una grabadora y comencé a grabar todo lo que me estaba sucediendo. Cuando llegaba a casa intentaba escuchar las grabaciones que había hecho durante el día y fue cuando abrí los ojos. Entre amenazas de muerte, proposiciones sexuales, tocamientos, chillos, voces, insultos... pedí ayuda a mi médico de cabecera quién fue la que me informó de todos los pasos a seguir junto con la Casa de la Mujer en mi provincia.
Ya le he denunciado después de tantos años, estoy esperando que salga el juicio y verlo sentado en el banquillo de los acusados, aunque después de que la justicia me cerrara la puerta en mis narices. Gracias a mi abogado, mi psiquiatra y mi psicólogo hoy puedo escribir estas líneas.
Aunque yo no consigue nada, espero que para la próxima vez, antes de hablar o dirigirse a una mujer, mi jefe piense que las mujeres somos personas, que tenemos sentimientos, que no somos tan frágiles como él piensa y que servimos mucho más que para satisfacer al hombre en la cama y la cocina.
Una mujer destrozada
