VISPERAS.
¡Que ya llega!, ¡que ya esta aquí! ¡si quedémonos aquí, con ese temblor de la soñada espera!.
Estos días que ahora vivimos tienen ese sabor de viejo andén en el que ya sentimos el ruido de la máquina del tren del que ya oímos sus lejanos pitidos.
¿Qué hay más grande que una espera?
Cuando se sabe que esa espera desembocará en la dicha plena,....... nada. Quedémonos aquí, cuando Sevilla la Jerusalén de occidente, la única que conoce el secreto de los evangelios escritos para manueles callejeros que se repartieron por los días de la ciudad.
Ahora la caricia no tiene manos ni paisajes para desarrollarse, son vísperas. ¿Decidme amigos, acaso conocéis una cuidad que viva mas planamente las vísperas?, la cuaresma es la eterna víspera de Sevilla.
Quedémonos aquí cuando la cuidad se llena las manos de flores, de velas, de detalles de última hora.
Quedémonos aquí cuando aun la saeta no es canto de pájaro.
Quedémonos aquí cuando los romanos aun no saben que galas ponerse para esa semana en la que serán la única tropa a la que aplauda quien somos sus morales enemigos.
Quedémonos aquí cuando los sayones no saben flagelar, abofetear, señalar, mofarse de un muchacho nacido en Belén ante el que los siglos siguen santiguándose.
Quedémonos aquí cuando los doces aun no saben que esa cena será la última, cuando nadie salvo él sabe que la pernocta en Jesemaní acabará rota de silencio cuando Judas por treinta monedas venda al hijo del hombre.
Quedémonos aquí cuando las dolorosas no saben que manto ponerse para ir a llorar al llanto absoluto que toca ahecharse por encima para cruzar una madrugada de frío y de luto, ¡conque corona ceñir una frente ya marchita por la pena¡.
Quedémonos aquí cuando Longinos no sabe que la punta de su lanza va a ser cáliz goteante cuando salga del costado de Jesús.
Quedémonos aquí cuando el Nazareno no sabe que va a tropezar tres veces en la calle de la amargura, cuando Simón no sabe que se va a encontrar con un hombre que no puede con la cruz y tendrá que ayudarle.
Quedémonos aquí, Sevilla haciéndose por que es así como se asiste al divino espectáculo del génesis con una sola frase de Dios: Hágase la Semana Santa según Sevilla.
Estas serán las gozosas vísperas que un año mas los sevillanos nos disponemos a hacer de estos cuarenta días lo más grande del año.
Un año más la Jerusalén de occidente cumplirá con todos sus ritos; quinarios, triduos, conciertos de marchas, reparto de papeletas, vía crucis, traslados, ensayos de costaleros....... y poco a poco, saboreando los días como un buen vino nos iremos acercando a la eterna semana del sevillano, pero eso si, con un regusto agridulce porque cuando empiece el domingo de Ramos sentiremos que todo empieza a terminar.
La semana cuyos recuerdos llenaran los largos días de veranos y las mortecinas tardes de otoño y que harán que durante el próximo invierno se haga más liviano soñando que la próxima cuaresma está más cerca.
o si?
