Probablemente a la hora de comprar un coche, casi nadie se pregunta acerca de lo rentable o no que resulta. En ocasiones se justifica por la necesidad de contar con un medio de transporte que te proporcione autonomía, en otras, se trata simplemente de un capricho.
Pero la realidad es que un coche es algo que quita dinero de tu bolsillo. Eso es algo que cualquiera sabe. La cuestión es cuanto y si merece la pena
La rentabilidad de tener coche puede medirse por varios factores. Desde cual sea la inversión que se realiza en la adquisición del vehículo hasta el uso que se le da, los costes de mantenimiento o qué alternativas de transporte hay disponibles.
A la hora de hacer números hay que considerar todo un conjunto para valorar hasta qué punto puede ser interesante o convertirse en una carga.
Por ejemplo, a la hora de elegir si comprar, hay que decidir si se quiere un coche de segunda mano o uno recién salido de fábrica. Un coche nuevo es más caro, pero puede venderse a mejor precio una vez ya no sea necesario su uso y da menos problemas que uno usado.
También hay que contabilizar los gastos que se derivan del mantenimiento, como el seguro, las revisiones o la limpieza para hacerse una idea del coste real.
Y otro aspecto a considerar es la necesidad real, es decir, si hay alternativas o no de transporte público en el área en la que vives. Un tendrá que pelear más por captar clientes que uno situado en Teruel, donde el coche es una necesidad imperiosa y no existe una red de metro que comunica la ciudad.
En definitiva, si se tienes la intención de valorar realmente si merece o no la pena la adquisición de un vehículo en función del coste asociado, hay que analizar todas estas variables para tomar una decisión.