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Hoy voy a escribir un millón de frases sueltas

Última respuesta: 27 de noviembre de 2004 a las 14:02
O
oubay_9115337
25/11/04 a las 11:45

Hoy voy a escribir un millón de frases sueltas. Voy a gritar un sinsentido, a esculpir una figura de palabras que no te deje indiferente. No se trata de hacer una impostura ni un fuego floral o evanescente. Se trata de crear una melodía con el eco de tu lectura, formular la más peregrina teoría sobre la creación y sus locuras, hacer brotar la sinfonía de tu garganta de lector.

Estas palabras aspiran a enredarse entre tus labios, desean ser leídas en voz alta, suspiran a que grites: Alegría, lluvia, huracán, fantasía.

Estas líneas no quieren ser un monólogo individual sino un grito colectivo que cobre vida en cada mirada, tras cada letra pronunciada en cualquier rincón del mundo.

Hoy voy a lanzarme al vacío, a dar un paso más allá de la demencia. Hoy voy a travesear con este abecedario que conjuga libertad como su primer verbo transitivo. Hoy voy a jugármela a todo o nada. Apostemos a que es posible hacer bailar al corazón con la literatura. Desafiemos a las musas con un buen corte de mangas, con un largo trago de ron de aquel barco pirata que soñamos en la infancia. Y, por una vez, que dios quiera sirva de precedente, zallemos el idioma de las reales academias. Plantemos cara a la rutina, a los géneros literarios, al sujeto, verbo y predicado, al lenguaje encorsetado y frígido de los que entiende la escritura como una teoría científica.

Estoy escribiendo en un teclado que aspira a ser un piano de colores, un acordeón porteño y seductor donde descorrer las sábanas de una cama. Música, maestro. Música para sostener la mirada a la razón con ojos bizcos.

Usemos palabras imposibles. Palabras como: ¡Evohé! ,sachaguasca, guedeja, ventorrero, ahelear, cendradilla. Usémoslas y busquemos un rincón para ventosear los miedos y las penas. Hoy está prohibida la tristeza. Hoy hay tiempo para decorar las sílabas con plumas de quetzal, para untar los adjetivos con nata y fresa helada.

¿No lo ves? Hoy es posible escribirle cartas a la vida con el matasellos de la lírica. Es posible perderle el respeto a los fracasos. Qué más da rodar por la pendiente si uno es capaz de no ponerle un punto y final a los ensueños.

Y al igual que una vieja canción o un aroma que nos llega de improviso nos hacen viajar, soñar, recordar un instante que quedó sujetado a la memoria, pueden las palabras aletear el viento de un recuerdo o sacar a relucir la plata de un instante, de un beso, de una caricia perdida en el destiempo. Por eso es tan hermosa y tan jodida esta locura de escribir.

Gira la ruleta, y en el tablero del blackjack el crupier recoge las cartas, ruedan los dados por la mesa y el cuarto as nos ha dado la espalda en el póquer. Pero no importa. Con un trío es posible reinventar la quimera de cualquier sustantivo, poner en pie la fiesta.

Veamos. Disponemos del as de corazones del idioma, el as de picas del atrevimiento y del as de trébol de la gramática. No es poca cosa, desde luego. Llevemos el envite hasta el final. No es momento de echarse atrás en la aventura.

Si te asomas a la ventana y observas un aleteo de palomas, no te preocupes. No es más que una exageración sentimental, un espejismo donde el espíritu se viste de lentejuelas azules, una prueba definitiva de que al ego le encanta mezclarse con algo más que reyes y aristócratas.

Me creo a pies juntillas el rumor del oleaje, la azul verdad de este cielo atardeciendo. Pero no hay ninguna oración subordinada que hable del amor a estas horas de la tarde. A pesar de que, tomen nota Cleopatra y Marco Antonio, ni siquiera en los burdeles de Nueva Orleáns se permiten la osadía de no mirar al sol cuando agoniza.

Ya son las cinco de la tarde, las cinco de la tarde de un día donde Lorca recorre nuevamente las umbrías de Columbia University a paso lento y declama su oda a Walt Whitman con un donuts en la boca. Los noticieros queman sus inciensos de terror y tomo partido por esa historia que cuenta que Eros anda metido a taxista por el asfalto de Manhattan.

Es bueno recitar algún poema como el que reza a cualquier Dios. Es bueno orar a las bacantes con aliento de borracho juguetón. Es necesario cantar como y con Facundo Cabral <<No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir>>.

Provoquemos a los dioses con un beso a primera sangre, gritándonos <<te amo>> sin venir a cuento, mezclemos lo sagrado y lo profano en un collage de color púrpura. No renunciemos jamás a la realidad y sus misterios, ni creamos que el desamor es la última estación de nuestras vidas, ni sintamos la nostalgia como la soledad del presente. El futuro está ahí para palparle lascivos la entrepierna y su trasero. ¡Hagámoslo!

Démosles ya la vuelta a los naipes. Le hemos perdido el temor a la derrota. No nos importa el resultado pues, qué más da rodar por la pendiente si hasta dios es capaz de no ponerle un punto y final a los ensueños.

Ver también

O
oubay_9115337
27/11/04 a las 10:30

Agradecer
Agradezco tus palabras y tu lectura.

A
an0N_565715099z
27/11/04 a las 14:02

...
Vaya ladrillo.

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