Donde unos hablan, otros miran, otros duermen nada mas...
Tierra mojada. Aroma del mundo en su más dulce expresión.
¿ Os agrada mi perfume? Es algo de mí, lo que os ofrezco. Es mi regalo de todos los días en cualquier parte. Os adoro..., a todos..., con todo lo que lleváis o no, con todo lo que sentís o no, con todo lo que sois... Con él quiero envolver, a todo ser viviente...
Y viviendo en lo ya vivido, andaba la ajada Piedra... con su cansancio a cuestas, rodando por doquier, sin saber si era la hora... para su anhelado descanso. ¡ Portaba a sus espaldas tantas cosas!. Ritos, leyendas, desprendimientos, relevos en las aguas más diversas, canciones de miles de voces, la sutil caricia, de cualquier piel, o pluma, o pelaje... ¡ Las entrañas doloridas de tantos gritos de horror!... En sus cortos vuelos vivió, en piedra... y Alma. Y en medio de un vuelo de tantos,... ¡exclamó la Mariposa más preciosa que jamás hubieran visto sus ojos!
¡¿ Que pena arrastras, que tu cuerpo pesaroso no cambia más que con los años transcurridos?!, ¿ Cual es tu historia no contada? Aquella que te consume...
Es la tristeza de no haberte conocido antes, y...¡ no tener alas! y... ¡No poder echar a volar contigo!. ¡ Llévame!, ¡llévame!, ¡ Quiero estar a tu lado por siempre!...
No puedo... Dulce triste piedra... No pueden mis alas, ni mi cuerpecito, alzar el vuelo contigo a cuestas... Volveré a visitarte algún día... cuando menos te lo esperes.
El rumbo hacia el cual se dirigía la Mariposa más preciosa que jamás hubieran visto sus ojos, era la frescura desbordante del Riachuelo más viejo del lugar, Gran paradoja. Porque no siempre lo joven es fresco, ni lo viejo quejumbroso.
Nuevos afluentes en todo este tiempo llegaron, y se secaron con los caprichos de los vientos o el paisaje transformado por nuevas fallas, o pliegues recién nacidos.
De aquella lucha por la supervivencia, salió airoso el Riachuelo.
Por el Riachuelo Hablador, era más bien conocido.
Hola Riachuelo querido, ¿ cómo has despertado hoy? Te escuché en la noche recitar a la luz de la luna. Que bello poema... ¿ Para quién era?.
Buena pregunta... Alguien se clavó en lo más hondo de mis aguas, y no consigo sacarla. Bueno... es ella... Pero que más da. Ya ha pasado mucho tiempo...
Ella suspiraba, y lo escuchaba sin oir más que su voz... Lo entendió triste aquel día. Mejor que no le dijera que lo amaba en secreto. Mejor que guardara entre sus bellas y " milcoloridas" alas, los sentimientos que revoloteaban en su estómago.
Adiós mi Riachuelo querido. Mañana vendré a verte. Adiós.
Y Sólo, se quedó en su silencio el río hablador aquel día... Vestía como siempre limpio y claro, y su gesto era fresco, sí. Aunque denotaba, su entonación, algo de frustración y resignación salvada... encajada, por su madurez, pero frustrada, por su espontaneidad.
¡ Ay Luna...!
Blanca, como pureza,
caricia de Cielo,
reflejo de un sueño,
hundida en mi agua calma,
atada a mi Alma blanda,
sonrojas a quién te acuna,
sin duda, tu voz refuerza,
todas las noches de duelo,
por no tenerte en mi, muero,
no puedo...
Y la Luna espero a ser encumbrada en su trono de estrellas, como cada noche en aquel bosque...
Riachuelo. Te agradezco un día más... que mi reino de la noche, lo reflejes en tu cara, en tu agua cristalina, pura, serena. El Fuego eterno de mis sentimientos de amor... Aquí quedan contigo, cuando yo me voy, con la primera luz del Alba.
Y echando un beso de luz de halo de estrellas, se extinguió su hermoso rostro, para volver a la caída del Sol.
¡ Buenos días Sol!, exclamó el Riachuelo, ¿ Llueve hoy?, ¿ podremos deleitarnos con el olorcito de ayer?
Cual. ¿ El de refrescante tierra mojada?. No sé. Hoy mis amigas Nubes andan revueltas, pero no sé con certeza... Luego charlo con ellas... Ya bajo más tarde y te cuento algo...
Y es que si escuchamos lo que no se oye a simple oído... Entramos en el bosque de los sueños... Schissssssssssss... Pero no hay que hacer ruido... Si no, se esconden, dejando de hablar...
Donde unos hablan, otros miran, otros duermen nada más...
Suspiro y Escucho
Eva*