"Buscando a la mujer ideal, hice primero una lista de todas las mujeres que hay.
Eliminé en primer término a los travestis, borré a las más flacas, a las rubias y a las pelirrojas; después a las maniáticas de la limpieza, a las que fuman y a las que usan perfume (a mí me gusta la mujer que huele a sí misma).
Suprimí a las que hablan mucho. Quedaron muy pocas
Taché a las que dicen `o sea, `nada que ver, `órale; a las que cuando algo les gusta, dicen: `¡Mi vidaaaa!, a las que tienen tobillos muy gruesos, las que no acepten que uno mire futbol. Quedaron dos.
Puse como condición que ninguna de ambas fuera mi madre. Quedó una
Me acerqué corriendo a ella y le dije: `Vos sos la mujer de mi vida.
Ella ya me había eliminado hacía rato de su lista, cuando tachó a aquellos ... que creen que existe la mujer ideal, y que ésta, además, está esperándolo con los brazos abiertos...