Mi experiencia
Cuando yo tuve un gato (luego se lo llevó mi hija) solia ponerle el arnés y pasearle por un jardín de la urbanización, es un sitio tranquilo, sin coches, cerrado, enfin, que le encantaba y comía la hierba (luego siempre devolvía un poco). A otro gatito también quise sacarlo, pero según le puse el arnés se volvió loco, fue imposible ponerselo.
La cuestión es que los gatos son muy escurridizos y el gato, que es muy tranquilo, hace un movimiento hacia atrás, de manera que se quita el arnés, que es de los que se pasan por las patas, pero los gatos son capaces de quedarse en la mitad y por mucho que apriete el arnés, siempre que me descuido, se escabulle.
Si oye ruidos raros, se pone nervioso y empieza a correr, con lo cual tengo que correr para que no se salga del arnés, así que nunca le llevaría a la calle con coches, se pondría nervioso y no podrías evitar que se escape.
Intenta llevarle a un sitio de hierba, cerrado mejor y desde luego sin ruidos, quizás la primera vez se quede quieto, pero si lo haces más a menudo, le irá gustando. El arnés ha de ser de los que se pasan por las patas, no te vale uno de cuello. El mio era de perro pequeño, no sé si te valdría uno, segun el tamaño del gato, y cuando lo pasees, procura seguir a su velocidad, es mejor una cuerda extensible para dejarle más libertad