No hagais caso de los falsos profetas y de la profeta.
Uno de los lugares donde más se concentran los kilos es en los muslos y las piernas en general, pero esto ha dejado de ser un problema ya que ahora se pueden conseguir unas piernas de infarto fácilmente.
Sólo es necesario un poco de tiempo libre y por supuesto fuerza de voluntad. No hay que olvidar que las piernas son los pilares sobre los que recae todo el peso de nuestro cuerpo y que son el medio de locomoción del ser humano, por ello sus huesos son los más grandes del cuerpo, sus músculos los más fuertes y sus articulaciones las de mayor resistencia. Unas piernas sanas y bien torneadas no son sólo sinónimo de fortaleza y salud sino que también constituyen un atractivo para la gente que las posee.
El gimnasio
Posiblemente el gimnasio sea la solución más afectiva. Si se dispone de tiempo libre a la semana lo más conveniente es apuntarse a un gimnasio, ya que además de conseguir el objetivo deseado se puede conocer gente, y practicar actividades completas y adecuadas a cada uno, pues no hay que olvidar que un preparador observará nuestra evolución, nos vigilará y aconsejará.
En el gimnasio se pueden utilizar aparatos como el stepper. Éste es un simulador que imita el movimiento de subir escaleras. También está la cinta de correr y la bicicleta estática. Estos aparatos consiguen buenos resultados sobre todo en piernas y glúteos y además sirven para disminuir las pulsaciones, los niveles de colesterol en sangre, la hipertensión y el porcentaje de grasa corporal.
Ejercicios caseros
Hay gente que por ciertos motivos no tiene tiempo de ir al gimnasio. Ellos también disponen de una solución efectiva para conseguir las piernas perfectas. Se trata de realizar ejercicios caseros que sólo quitan de 5 a 10 minutos de tiempo al día. Alguno de estos ejercicios se realizan de la siguiente forma.
Tumbado boca arriba en el suelo, se estiran los brazos en forma de cruz y haciendo una inspiración profunda se cruza una pierna rígidamente extendida sobre la otra mientras se va espirando. Se vuelve a inspirar y se toma de nuevo la posición inicial. Este ejercicio se repite unas cinco veces con cada pierna y sirve para activar toda la pierna.
Son varios los ejercicios dedicados a reforzar la flexión de las rodillas en particular. Uno de ellos consiste en ponerse de pie, en posición erguida, inspirar profundamente y, sobre los pies juntos y apoyados en el suelo, flexionar las rodillas de modo que se baje verticalmente el cuerpo hasta quedar en cuclillas, mientras se va espirando y levantando los brazos hacia delante para mantener el equilibrio. Este ejercicio debe repetirse entre 10 y 15 veces.
Otro ejercicio requiere separar bien las piernas y, con las manos apoyadas en las rodillas, flexionar estas alternativamente, 5 veces cada una, desplazando el tronco erguido hacia el lado de la pierna flexionada y estirando al máximo la otra.
Un tercer ejercicio para activar las rodillas estriba en ponerse de pie, hacer una profunda inspiración, adelantar ligeramente una pierna con la rodilla levemente flexionada y cargar sobre ella el peso del cuerpo, mientras se va espirando. Este ejercicio se repite 5 veces con cada pierna.
Para conseguir tornear las piernas se separan los pies ligeramente, manteniendo el cuerpo erguido, se inspira y flexiona levemente las rodillas levantando los talones de manera que el peso del cuerpo recaiga sobre los dedos de los pies.
Otro ejercicio consiste en situar el cuerpo en una postura vertical, con los pies un poco separados, los brazos a los lados de las caderas y la cabeza erguida. Se inspira profundamente y se elevan sólo los talones hasta quedar de puntillas, espirando levemente. Se permanece así durante unos 4 segundos y luego se bajan los talones hasta apoyarlos en el suelo. Este ejercicio se debe hacer 5 veces seguidas.
Otro ejercicio consiste en poner las piernas bien separadas con los dedos de los pies apuntando hacia fuera. Se flexiona las rodillas al máximo sin levantar los talones ni volver el tronco hacia los lados. Se alcanza la postura de flexión máxima que permitan las rodillas, se permanece así durante 4 segundos y luego se vuelve lentamente a la posición inicial.
El último ejercicio que se puede realizar comienza adoptando la posición inicial del anterior. Luego, se trata de levantar los talones del suelo, manteniendo las rodillas flexionadas y el resto del cuerpo inmóvil, con los brazos caídos sobre el lado interno de los muslos y, en unos 4 segundos, recobrar la postura con las piernas estiradas y bajar los talones hasta apoyar de pleno en el suelo las plantas de los pies.