Y ... en cuanto me ves sabes que soy la que estas esperando.
Me reconoces por mis pies desnudos sobre la arena, brincando donde rompen las olas.
Oyes mi risa clara y fresca, sientes la nostalgia del eco de las caracolas
al soplarlas y entiendes que ese es el sonido que siempre has estado buscando.
Huelo a mar, a sal, a flores de azahar y tu olfato té acerca a mi más y más.
Tus ojos no te engañan cuando ves mi hermoso cuerpo desnudo, tan solo cubierto por el sol y el viento.
Y yo mujer, como niña, juego entre las olas con el descuido de quien nada teme, con al inocencia de quien es feliz en la ignorancia de no ser visto.
Llegas y tan solo con mirarme a los ojos sé que eres mi destino.
Sin oponer resistencia, complacida y contenta dejo que me tomes en tus brazos y me lleves contigo.
- ¿Dónde vamos, amor?.
- Simplemente, vamos.
- Pues donde vayamos vísteme de sedas, vísteme de amores.
Vistes mi cuerpo desnudo de las mejores sedas: púrpuras, doradas y añiles.
Aprecias la tersura de mi piel.
Enredas tus dedos en mis cabellos una y otra vez, sientes la suavidad de mí pelo, acariciándolo mil veces.
Miras fijamente mis ojos, te reflejas en ellos y puedes ver cuanto me amas.
Acaricias mis carnosos labios, sintiéndolos en las yemas de tus dedos y cuando ya los encuentras familiares los haces tuyos, besándolos con
dulzura, poco a poco, como el que se come un dulce muy apetitoso y quiere que le dure eternamente.
Y cuando ves que tus fuerzas te flaquean, te adentras en ellos y saboreas sus jugos de anís y miel.
Te pierdes en mi boca que te llama y te reclama, en silencio.
Ya jamás vuelves a ser el que fuiste.
Te pierdes en mi nombre, té enredas en mi oscura cabellera y en mis negros ojos encuentras la luz y la paz que siempre has soñado.
Añoras no haberme conocido antes, lloras por las noches solitarias en que yo no estaba en tu vida y por todos los amores que te hirieron.
Yo sorbo despacio y en silencio cada una de tus lágrimas, me las bebo para saber más de ti, de tus alegrías y de tus tormentos, de tus gustos y de tus disgustos.
Beso tu frente y tus cansados ojos, te revuelvo el pelo como cuando eras niño y tu simplemente sonríes.
- Duerme, duerme tranquilo, estas en mis brazos, ya paso todo.
Se detiene el tiempo y se acaban tus miedos.
Si, amor, ahora eres tú el que me dice:
- Vísteme de sedas, vísteme de amores y nunca me abandones.
Y cuando nuestros cuerpos se unen, conoces mi alma, porque se funde con la tuya.
Y mi gozo es tu gozo y mi respiración la tuya.
Y mi dolor, tu tristeza y mi felicidad, tu alegría.
Entre sedas y amores conoces la esencia de la vida misma.
Yo mirándote a los ojos te pregunto:
- ¿Dónde vamos, amor?.
- Simplemente vamos, pero por favor no dejes nunca de vestirme de sedas y vestirme de amores.
* Este poema se lo dedico a todos los hombres que sufren en silencio el dolor del amor perdido y anhelan encontrar de nuevo el amor en sus vidas.
Porque en esta sociedad aun no se les permite a los hombres demostrar sus sentimientos y sus miedos. Va por vosotros.
Con todo mi amor y mis mejores deseos.