Hoy me apetece compartir con vosotros estas cuatro letras que salieron de mi alma cuando recibí la noticia de que iba a ser abuela por primera vez, fue para mi una emoción tan contradictoria, de alegría y miedo al mismo tiempo que, sin más remedio, tuve que plasmar, y me salió así:
Una madre a su nieto
Que no se estropee mi niña,
que no sufra, que no duela,
que lo que consigo lleva
con tal de que no la hiera
"pa" mi misma lo quisiera.
Siento en mis propias carnes
lo que antaño ya sintiera
una ternura tan grande,
una ilusión renovada,
una vida en mis entrañas.
Ella, que viajó conmigo
ella, carne de mi carne
ella, parte de mi misma,
se duplica y vive otro
Otro ser que yo ya quiero,
que ocupa mi pensamiento,
me da vida, me renueva,
hace, en fin, que mi existencia
haya valido la pena.
Pero ten cuidado, hijo,
no te revuelvas ahí dentro,
no me la toques siquiera,
no le hagas daño a mi niña.
Como ella ya lo hiciera, agárrate a sus entrañas,
tan suave como puedas.
Que tu vida sea la suya,
sin que sufra, sin que duela.
Crece tranquilo, no temas.
Tú tampoco, niña mía,
dale a tu madre la mano
que juntas lo pariremos.
PD/ Ocurrió en el año 1998, nació el 1 de Mayo de 1999 y fue niña, Amaya.