"En ese camino, polvoriento y solo se ve venir una mujer, cansada, con hambre y sed, con la mirada perdida en el horizonte, como buscando su destino y dejar atrás su historia de tristeza y amargura.
Arrastra detrás de sí a sus hijos y huye de un amor malo, que la ha hecho sufrir y llorar a diario, el nunca se ha preocupado por la familia, su hogar de él es, la cantina, lugar de vicio y perdición.
Hoy su historia comienza con la salida del sol, su espalda soporta a un hijo de meses, dos mas atrás, uno mas a su lado izquierdo, en la derecha solo carga ese morral con agua, con alimento para sus hijos. solo eso no más.
El cansancio la vuelve a vencer, y busca ese árbol frondoso para mitigar el dolor de ella y alimentar a sus retoños, que tristeza va sembrando en el camino, arroja esa semilla en un camino olvidado por Dios; e implorando al cielo que la cosecha sea diferente para los que vienen atrás, que el fruto sea diferente; que sea de alegría.
Su ropa desgarrada y vieja de tanto usar, en su cuello cuelga ese crucifico, como señal de su penitencia, recuerda las palabras sabias de su madre - hija ese hombre no te conviene, no trabaja se la pasa en la cantina, ese hombre no-te dará un futuro, te dará penas, golpes, hambres, no te vayas con el, hija, recuerda como sufrí con tu padre, recuerda eso y recapacita por el amor de Dios.
Hoy como si fuera ayer la hija escucha sus propias palabras, - madre no todos los hombres son como mi padre ya veras que el amor lo cambia todo, madre tu me has enseñado a trabajar ya veras como tendré un futuro diferente al que te imaginas -
Al volver a tomar ese camino solo, ve sus pies, agrietados y con sangre, sucios y temblorosos, y dice en sus adentro - pobres de mis pies cuanta carga soportan, cuanto dolor y cuanta tristeza.
Hoy mis pies son reflejo de mi situación, son feos, tan feos que lloran sangre de dolor, ayer era hermosos, radiante y con esas zapatillas que realzaban mi cuerpo y cargan con orgullo mi peso.
Pobres pies, mañana no tendrá de que quejarse, soportaran mi peso, menos peso, mi cuerpo se liberara de una carga pesada y mañana la carga será más liviana, será de alegría, de entusiasmo y por supuesto mis hermosos pies calzaran no zapatillas sino unos zapatos a prueba del amor.
Madre abre la puerta, cura mis heridas de los pies, las del corazón ya las cure yo, perdóname madre; hoy seré feliz y daré el ejemplo a mis hijos de la responsabilidad; pero sobre todo el respeto hacia la mujer, recordándoles que de una mujer vienen y le deben todo su amor y comprensión."