Que amargo sabe el llanto a solas,
Que callado se escucha el tímido caer de mis lágrimas,
Y que insulso se ve mi reflejo en el espejo,
Tan mudo, tan desauseado, tan abandonado, tan muerto,
Que me da lastima ver mi silueta dibujada en destello de una lámpara en el ocaso,
Cual moribunda flama tambaleante en la bruma,
Tímida, frágil, ahogada, y sollozarte,
Calida mano de angustia añejada,
Fiel amiga de lágrimas,
Triste noche de llanto a oscuras, solitarias y melancólicas,
De pálidos destellos que fingen vida en donde no hay,
Tristes luces que despiden mis ojos al recordar que estoy solo,
Amargo vacío en mi pecho que me recuerda no tener alegría,
Y fríos brazos que queman el poco y flagelado corazón en vela.
Un destello de tristeza corre por mis mejillas,
Esa pequeña muestra de que mi alma no duerme en paz,
Un mudo y conocido lamento que seco, pero que grita en mi silencio,
Cuan mudo es, cuan destellante en la oscuridad,
Como el alba al amanecer, como el crepúsculo al anochecer,
Así pasa la vida, frígida, melancólica, tan llena de nada, y tan vacía de todo,
Como esa alegría que se va con el aire, que se quiebra con un suspiro,
Que se apaga con un lamento, y se desmorona en un momento,
Qué será de mi apagado destello,
Qué será de mi titubeante luz,
De mi fría sombra, de mi fría letra,
Alguien llorará cuando muera?,
Alguien fingirá seguirme viendo, seguirme extrañando?,
Alguien recordará mi oscuro destello cuando este se hunda en el abismo?,
Alguien caminará por las calles y se preguntará a si mismo en donde me encuentro,
En donde quedaron esas migajas de aquel hombre que lloraba solo con el espejo?,
Alguien que ni un hombro ajeno se acercó para escuchar se lamento,
Que nadie vio cuando se fundió su destello, y la luz apagada dejó,
Y que solo una luz negra, de frío destello, guarda su morada junto a un espejo,
Que no dibuja siluetas, que no dibuja rostros, ni risas,
Por que la soledad mató el destello en aquel espejo, sin dueño.
