Te busco, entre las sombras, y en la oscuridad… Como quien busca una aguja en un pajar, porque seguramente alguien como tu no estará a la vista de todos. Te anhelo, pero te anhelo no como se desea aquello que nunca has tenido, sino como se anhela aquello que extrañas porque una vez lo disfrutaste.
A veces me siento como una tonta ola de mar: Busca con tantas ansias la orilla solo para ir a estrellarse con ella, va a morir cuando la encuentre. Y es que la herida del dolor de haber sido despreciado es tan grande, pero que bien me lo tengo merecido por creer que una persona capaz de burlarse mi podrías ser tu… me equivoqué.
Hoy entré a mis entrañas, y encontré a mi corazón llorando. Me dijo: “Búscala sin cesar, hasta que la encuentres, si es que algún aprecio me tienes”. Le respondí: “Es mas difícil de lo que crees… casi nadie está interesada en amarte”. “Vaya que el dolor te ha segado” me dijo. Entonces me enojé y le herí de muerte…
Cuando mi corazón agonizaba por la estocada mortal que le propiné, con él, mis ilusiones, sueños, fantasías y mi vida misma se fueron consumiendo. No me importó. Y en ese dolor empecé a ver como tu imagen grabada en mi corazón se fue llenando de sombra, y se manchó con la sangre que mi corazón lloraba. Entonces reaccioné…
“Nooooo…..”, un grito desesperado desde dentro de mi alma y mi espíritu puso en pie mi corazón, y totalmente restaurado y fortalecido, limpió tu imagen que está grabada en su pecho… en el corazón de mi corazón. Me dijo: “vamos, hay que seguir buscando”. Y entonces pude incorporarme otra vez.
Cada noche en mi cama, antes de dormir, alzo mi mano y cierro los ojos deseando de todo corazón poder sentir mis dedos rozar tus mejías… no estás. En mis sueños… allí te encuentro muchas veces, pero por más que corro hacia ti siempre estás lejos. Quizá ese es tu hogar: mis sueños.
He tenido la fuerza para buscarte a lo ancho y largo de mi alma cuando te sueño, cuanto más tendré la fuerza para buscar alrededor del mundo hasta encontrarte. Porque se que no eres una ilusión, sino una realidad que como divina intrusa entras a mis sueños a perturbarlos… a perturbar mi alma con el deseo de encontrarte… con el deseo de amarte.