Hola, he escrito esta historia para quien la quiera leer, pero aviso que es larga... aunque es parte de mi vida.
Hubo una vez, hace ya algún tiempo una chica y un chico que vivían separados, a bastantes kilómetros de distancia.
Quiso el destino que un día se encontraran, de la forma más casual y se conocieran. El tiempo pasó, y empezaron a compartir sentimientos, sueños e ilusiones; y aunque no estuvieran juntos, siempre lo estaban, porque sus voces estaban unidas, sus manos, sus deseos, separados por tantos kilómetros se las ingeniaban para verse, para coincidir en sus sueños mientras dormían... antes de dormir hablaban y se ponían de acuerdo para girar los bolinches de la cama, en ese momento la cama empezaría a flotar, a levitar por el aire y a viajar en un mar de nubes azules que transportaría a uno al lado del otro.
Así era cada noche, cada día separados, sólo se veían cuando era posible.
Un día, en época de semana santa, quedaron y se fueron juntos a pasar el fin de semana a la casita del campo, tal era su alegría e ilusión, que para no volver a sentirse tan separados decidieron casarse; Su sacerdote fue una salamanquesa que pasaba por allí en aquel mismo instante, y por testigos tenían una cruz que está clavada en la parte más alta de la montaña y al gnomo que vivía en la casa y ya había visto alguna vez cuánto se querían.
Su luna de miel fue en la albufera, y por banquete tuvieron un bocadillo de atún con patatas fritas; Como no había anillos, los compraron en un puesto hippy de Peñíscola, uno para cada uno, y prometieron llevarlo siempre puesto para recordar aquellos días tan maravillosos.
Así eran sus encuentros, cada vez más furtivos y apasionados, descubrieron bosques, cuentos, cuevas prehistóricas, y se les veía felices, hasta que llegaba el momento de la despedida.
Pero el destino quiso que el curso de las cosas cambiara y cada uno marchara hacia un lado diferente, rompiendo aquel encanto y todos los sueños creados durante aquellos días.
Y de nuevo, por cosa del destino, volvieron a encontrarse años más tarde; nunca habían perdido el contacto, pero no habían vuelto a verse desde hacía mucho tiempo.
Aquel reencuentro fue algo mágico, pero todo había cambiado para él, pues ya no era el mismo. Cierto es que en esos años pasaron muchas cosas, pero en la vida de los dos, y sin embargo a ella al verle de nuevo le dio un sobresalto el corazón cuando ya le creía olvidado, y no era así.
Pero sucedió que él ya no sentía lo mismo, que se habían borrado los recuerdos de su mente, y lo que es peor, de su corazón; Sucedió que no la quería como antes, y que sus miedos y dudas le hacían ver la distancia más grande de lo que en realidad era; y sucedió que había dejado de soñar, y que incluso llegó a decirla que apenas se conocían.... Cuando no era así, pues la conoció en los buenos y malos momentos, la conoció triste y la conoció feliz. Supo en todo momento de ella, y lo más importante, conocía como era su corazón...
A veces la conocía más de lo que ella se conocía a sí misma; En lo único que no se conocían era en los momentos de ocio y diversión, en salir de fiesta o ir al parque... pero eso no es conocer a una persona, para los momentos de divertirse todos somos iguales, igual de válidos; a la gente hay que conocerla por lo que son y por lo que nos hacen sentir cuando estamos con ellos, eso es conocer a alguien, pues los demás nunca sabes cuando te fallarán.
Y esta es la historia que un día empezó, como otra cualquiera, pero nunca acabó, aunque ella aún lo lleve en su corazón.
Besos,
Luz