Después de tantos años de conocerte es ahora cuando empiezan a ponerse en orden mis sentimientos hacia ti. Ahora se que te quiero como a nadie y, contigo, además, he aprendido a querer de esta manera.
Todos estos años he ido conociéndote, saboreando tu amista. Eso siempre lo hemos tenido. Pero ahora es más auténtica que nunca.
Pienso en el pasado y recuerdo los sentimientos tan ambivalentes que me producías. Era todo producto de mis rollos mentales. Entonces, no estaba capacitada para amar, para apreciar la verdadera amistad, pues, en el fondo de mi ser, había muchos comederos de cabeza y muchos impedimentos para querer y amar.
Ahora todo eso lo he superado. Ahora estoy tan bien junto a ti que me siento afortunada, aunque tengo mucho miedo, miedo de, algún día, perderte. Que aparezca alguien de quien te enamores y a mi me dejes atrás. No quiero que esto nunca pase. Me tiraría toda la vida a tu lado.
Cuando estoy entre tus brazos me siento como cuando era una niña en brazos de mi madre, mejor aún... Me siento protegida, me siento en un paraíso, en un auténtico parnasso de miel y gloria, de afrutadas esencias... Así me siento en tus varoniles brazos.
Me comunico directamente con tu alma, con tu corazón, cuando hablamos lo hacemos de corazón a corazón, de alma a alma, y cuando te abrazo siento que me adentro en tu cuerpo y alcanzo tu alma, y si allí, en tus brazos, me durmiera sentiría que lo estaba haciendo sobre el colchón de tu corazón, un corazón rojo, vivo y que su palpitar sería una nana para mi y, aqui, dulcemente me quedaría siempre, durante toda la eternidad, hasta el infinito.
Se que me quieres, pero hay algo también que se que te frena, y ese algo me da miedo, miedo de que pueda alejarte de mi o de que nunca me permita que seas mío del todo.
De unos días para acá, sin embargo, te noto distinto, tengo la sensación de que quisieras formar algo conmigo, como si quisieras a probar a que fuéramos pareja... A lo mejor, me estoy equivocando y me estoy haciendo vanas ilusiones y pase el tiempo y nunca seamos lo que yo quiero que seamos y, de nuevo, me de contra el muro.
Esta vez sería un fuerte golpe y muy duro de superar, pero, de todas formas, pese a mis miedos hay algo que me dice que nunca te voy a perder, que siempre te voy a tener a mi lado, aunque no sea del modo que a mi me gustaría, pero, de cualquier forma, se que me quieres y que ese cariño siempre va a estar ahí, aunque, algún día, las circunstancias puedan llegar a distanciarnos, pero nunca llegarán a separarnos del todo.
Se que eres mis verdadero amigo y que conoces mi alma, como yo conozco la tuya y que nada, ni males entendidos, ni discordias podrán separarnos. Cuando pienso en todo esto me siento tan feliz que no puedo explicarlo con palabras, se quedan vacías, insuficientes todas las frases y palabras.
Gracias mil, de todo corazón, mi querido compañero.