Esto no va de amistad ni nada parecido, solo que lo he leido en una revista y me ha gustado y asi pues de vez en cuando colaboro con la crecida de este bello foro... lo escribe C.R.R. de orense.
EL SILENCIO
El gran ruido de la ciudad se colava a traves dela ventana, al igual que lo hacia el frio y la humedad de aquel invierno en el que el sol apenas se habia dejado de ver media docena de veces, y siempre muy timidamente. Los coches, que empezaban a pitar incluso antes de que el semaforo se pusiera verde, la sirena de la ambulancia que se acercaba... El sonido se hacia cada vez mas intenso, ya casi ahogaba al del martillo neumatico que se dedicaba a abrir, por enesima vez, una zanja justo debajo de la ventana de su habitacion.
Necesitaba evadirse, salir de aquel bullicio que la estaba volviendo realmente loca. Tenia que escapar o terminaria completamente desquiciada. Subio el volumen de la radio en un intento de acallar aquellos atronadores ruidos, pero a medida que giraba el mundo de su aparato de musica y el sonido aumentaba, tambien aumentaba su estado de ansiedad.
Apago la radio y cerro con fuerza los ojos. Intento imaginarse un mundo en silencio, buscar un resuicio de paz en el interior de su cabeza, entre sus pensamientos. Necesitaba evadirse de todos los problemas que la atormentaban en los ultimos tiempos.
Mentalmente volvio a aquel lugar en el que por primera vez habia experimentado aquella fantastica sensacion. Aquella mañana de junio, cuando losm primeros rayos de sol del dia empezaban a augurar que el verano se acercaba. Aquel dia, en aquella montaña, tambien cerro los ojos, calidamente acariciada por el sol, y simplemente escucho.
Escucho el viento, que muy suavemente mecia los pequeños y escasos arbustos de aquella montaña, arrancandoles un leve susurro; escucho el mar, que acariciaba suavemente el fondo del acantilado; escucho al pajaro que se dejaba llevar formando figuras en el cielo y escucho... el silencio. Una sesancion de paz y felicidad la envolvio completamente, al igual que la envolvian los calidos rayos del sol. Sintio como si el resto del mundo se hubiera parado.
Abrio los ojos, contemplo la naturaleza que le rodeaba y aspiro profundamente las fragancias que esta le entregaba, al tiempo que los volvia a cerrar. Queria poder permanecer alli eternamente, embriagada por aquella sensacion, aquella calma... Deseaba amarrarse fuertemente a ella, que no la abandonase nunca.
Abrio los ojos. Estaba de nuevo en su habitacion. La sirena se oia cada vez mas debil, la ambulancia se alejaba y con ella sus preocupaciones y agobios. Se sentia bien. Su deseo de aquel dia de junio se habia cumplido. Habia conseguido conservar aquella sensacion ambriagadora, y tan solo tenia que tirara suavemente del fino hilo que la unia a ella para recuperarla durante unos instantes.
fin