De los tiempos de colegio existen vivencias que han quedado plasmadas en mi manera de ser e interpretar el mundo.
Una de ellas tiene que ver con la asignatura de Dibujo y la temida profesora-arquitecta Sonia Tudela.
Muy morena, ojos negros penetrantes,siempre un figurin de elegante, una voz imponente y una risita sarcástica en los labios que una nunca sabia si era para bien o para mal.
Antes de llegar a sus manos ya todas conocíamos su fama de estricta y super super exigente. Ninguna de las demas asignaturas parecian tan difíciles como Dibujo, en ninguna reinaba tanto silencio como en esa hora de clase.
Desde los primeros encuentros yo me preguntaba si mi temor me podría dejar aprender algo con ella.
Siempre había disfrutado el dibujar pero...con esa presión????!!!.
Debo admitir que patalee algo con la tinta china. el bendito tiralineas,manejo de escuadras, las hojas blancas que debíamos cuadricular con líneas muy muy rectas, pero luego vino lo bueno.
Dibujar con carboncillo.
Y ahi llegó el ejercicio.
Con la sonrisita de siempre ese día Sonia tudela nos dijo:
"...Tomen una hoja de papel y garabateen en ella..."
Nosotras nos miramos extrañadas. Comenzamos el ejercicio timidamente.
Garabatear????!!!. Para qué???!!!!!
Ella se acercaba banco por banco y nos decía:
"...Con más ganas muchachas, garabateen con mas ganas..."
Luego...parándose en frente de la clase y sin abandonar esa sonrisita picara,nos suelta:
"...Ahora, muéstrenme algo bello en esos garabatos..."
Al principio, me quede en seco. La miraba a ella y miraba la hoja de papel, volvía a mirarla a ella y.... en eso sus ojos encontraron los míos y me sonrieron también pero sin ningún sarcasmo, más bien como diciendo: "Tu puedes".
Volví mis ojos a los garabatos otra vez mientras esa voz antes demasiado dura se tornó melodía diciendo:
"...Vean más allá de esos garabatos, vean más alla de unas simples líneas curvas, rectas, ascendentes o descendentes. Vean la belleza en esos trazos inacabados y rescátenla para ustedes..."
Nunca olvidé a Sonia Tudela y debo confesar que desde aquel día nos convertimos en algo más que profesora y alumna, en dos buenas amigas.
Después de este ejercicio pude conversar con ella sin ningún temor e incluso bromear a veces.
Después de este ejercicio en una asignatura que podría lucir tan fuera de lugar y sin importancia, aprendí que mas allá de encontrar la belleza en los garabatos de esa hoja, había aprendido a encontrar la belleza en cualquier garabato de persona.
Si..no se espanten pero es verdad.
Y es que por lo general siempre se ve el garabato y no la belleza que puede encerrar un ser humano.
Siempre vemos el punto negro en la hoja y no el espacio en blanco que le rodea.
Por eso será que no puedo rendirme, aunque escuche mil veces que ..."No vale la pena..." sigo buscando el paisaje, la flor, el velero, una luna , un sol, una estrella, un pequeño pez dorado en medio de los garabatos.
Es un buen ejercicio que deja un sabor dulce en el alma.
Practicadlo.
Maely